¿Qué dice tu empresa a sus clientes? ¿Cómo se lo transmite?
¿Con qué frecuencia y sobre qué soportes?
Cuidado, de las respuestas depende tu negocio; ni más ni menos.
Pero hay más preguntas…
¿Cómo te comunicas con tus accionistas, con los empleados, con los prescriptores y con cada uno de los públicos del entorno?
Y lo más importante, todas las respuestas han de guardar una meticulosa coherencia; sin contradicciones.
Y en cuanto al estilo de la comunicación…..
¿Utilizas un lenguaje formal o cercano? ¿Eres objetivo y cauto o audaz y optimista? ¿Qué impronta quieres dar a tu imagen? Depende de los valores que quieras asociar a tu empresa, a sus servicios y a sus productos.
Las respuestas a éstas, y otras preguntas similares, determinarán la percepción que el entorno tendrá de tu organización. Así, te considerarán fiable, dinámico, económico, sólido, flexible, dependiendo no sólo de tus productos, sino de cómo los presentas al mercado, de cómo te comunicas.
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