La política está de moda. Mejor dicho, los políticos están de moda pero no cuando hacen política sino cuando hacen, precisamente, lo contrario. Hacer política requiere comunicarse, tender puentes para entenderse. Pero los políticos consiguen sus mayores cuotas de audiencia y la máxima difusión en las redes sociales cuando ejercen ese engendro que ha dado en llamarse “zasca”.
No sólo estamos viviendo un auge de la ficción política con House of Cards y Juego de Tronos, sino que hasta los debates en el Congreso de los Diputados gozan de un seguimiento y comentario en redes sociales casi inaudito.
Pero lo que podría ser un cambio social positivo (una ciudadanía interesada en política es una ciudadanía más crítica y menos dócil), se queda en una simple competición entre hinchas para ver quién es el más agudo o el más contundente, por no decir grosero. Las redes sociales alimentan este nefasto fenómeno que es, por intentar definirla, una palabra, frase o pequeño comentario en el cual el hablante busca dejar en mal lugar a su interlocutor.
Como comunicadores nos resulta molesto. El “zasca” no es más que un ataque que en lugar de comunicar, que es tender puentes, los destruye. El “zasca” es la antítesis de la conversación.
Cuando un medio de comunicación entra en este juego, cuando comenta una intervención política empleando la palabra “zasca” (que carece de contenido propio) como una manera de atraer la atención y no va más allá en el análisis, está cometiendo un pecado comunicativo.
Esta nueva forma de polución informativa pone trabas al entendimiento, porque comentar los insultos sólo hace que éstos tengan mayor repercusión y reemplaza al pensamiento.
Si queremos comunicar, debemos evitar estas tentaciones de ofrecer circo y centrarnos en los mensajes, aquello que importa. No comunica mejor quien habla más, y no es bueno tener visitas o atención a cualquier precio. Vender la claridad, el contenido de calidad y el análisis a cambio de unos pocos (o muchos) clicks no sólo desprestigia al emisor, también embrutece al receptor.
No puedo estar más de acuerdo. Cada vez es más habitual ver el «zasca» en los titulares de infinidad de medios. Y no te digo ya en sus perfiles oficiales en redes sociales.