Legal no es sinónimo de ético: no comuniquemos la ludopatía

¿Qué somos más, profesionales o personas?

Como agencia dedicada a la comunicación empresarial, en Aleph entendemos que nuestro papel es atraer al cliente de nuestro cliente hacia el objetivo que nos marca quien nos contrata (vender más, fidelizar, ganar confianza, generar marca, convocar o convencer de lo que fuere). Pero ¿hemos de aceptar el cometido ”sea cual sea” o hay algún límite? Claro que hay marcos legales que regulan, pero a menudo no se aplican y, además, legal no es sinónimo de ético.

Y creemos que, con la incitación a la ludopatía, nuestro entorno (el del marketing) está excediendo todos los límites y estamos usando todas las armas a nuestro alcance (que son muchas) para acorralar al indefenso jugador hasta convertirlo en un enfermo. Y al que ya está enfermo lo eternizamos en ese estado.


¿Algún límite para la incitación a la ludopatía?

Cada persona es más o menos permeable a la publicidad. Pero cuando el prescriptor es su actor preferido, el deportista que defiende sus colores, el presentador en quien siempre confió y todos juntos para convencer al desprevenido espectador, sabemos que hay pocas probabilidades de resistirse. Y si semejantes figuras no se bastasen por si mismos para incitar, cuentan con guionistas para elegir las palabras que toquen el orgullo, con los horarios y ámbitos en que la adrenalina está a punto de estallar por el deporte (¿se acuerdan cuando era símbolo de salud?) y los soportes publicitarios que hagan falta para bombardear al incauto cliente en ese momento de debilidad.

Cuando el “target” puede ser un enfermo, o alguien en riesgo de serlo, la labor del profesional de marketing se torna tan delicada que, a nuestro entender, nuestros límites deberían estar regulados como sucede actualmente con el tabaco o el alcohol y como ya se está haciendo con las apuestas en otros países.

La ludopatía es una enfermedad que se viene extendiendo durante los últimos años como nunca antes, que la edad de acceso está bajando de manera alarmante y que afecta no sólo al enfermo sino también a su entorno. Por las cantidades de dinero que está moviendo y por motivos reales como la creación de empleos, los juegos de azar se han instalado en el ámbito empresarial de forma que ya resulta casi imposible de extirpar. Pero aún se puede regular la publicidad, como se hace con otras sustancias permitidas pero peligrosas.

Si nos seguimos acostumbrando en silencio a las perversiones del mercado, más que profesionales que prestan un servicio seremos cómplices. Y quizás lo peor no sea la ludopatía, sino que estamos abriendo las puertas para, en breve, salir a vender cualquier otra enfermedad, vicio o lo que sea que cuente con un espónsor con suficiente caja.

Asumamos, el único límite serio es el mercado. Ni la ética, ni la moral, ni el pudor pueden con frases como “no puedes ir contra el mercado” o “¿y si una casa de apuestas quiere contratarte una campaña, qué, le vas a decir que no?” Pero entendemos que siempre hay una opción y la nuestra, desde Aleph, es plantarnos y no participar en ninguna campaña de comunicación que pueda incidir negativamente en esta plaga que es la ludopatía.

Aquí dejamos algunos datos que justifican nuestra preocupación: www.alephcom.es/yonosigoeljuego/

Con esta denuncia no pretendemos nada, sólo preservar un mínimo de dignidad ante lo que consideramos una actitud ruin de gran parte de nuestro sector.

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